Me repito, lo sé, pero digo y sostengo que no hay Teruel feo. Solo existe el Teruel guapo; el extraordinario, el riguroso, el gracioso, el singular, el serio, el duro, el ancho y el largo.
Un Teruel de vistas infinitas y cielos inmaculados, de estrellas gigantes… y, en El Castellar, de dinosaurios y vacas.
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